a veces me pasa de necesitar escribir porque quiza de alguna manera hay que sacar esas sensaciones como la de caminar por rosario en una noche de verano, o de bailar extasiado de felicidad, o en este mismo momento querer tanto a una persona y empezar a sentir que mientras van entrando en tu piel subrepticiamente y de a poquito como si fuese lento y casi sin darme cuenta, me colma, me aterroriza me encanta, me apasiona, me dan ganas de pellizcar y tocarlo y llenarlo de besos con baba, y sentirse plena aunque plena tambien de miedo, que confunden, atormentan.
y esa necesidad de tanto eso, que vuelve a recaer y sentirse en el alma. ese juego, eso que pasa cuando la espalda se alinea y el pecho se abre, y el aire entra y te despeina y la bocanada de calor atraviesa la mente y sin darte cuenta nadando en el nectar o en la miel y las burbujas en los pies. la sensacion de ducharte y el pelo te acaricie la espalda.
y parecer tan distintos y sin embargo querer acercarse. jugar a el juego de mirar y no tocarse o acercarse de cerca, jugar a ser muchos a la vez. conocerse los pliegues y los recovecos, las esquinas geometricas, la mano con la mano. la maña. despertarse y respirarse, el aliento.
no saber donde o cuando, o tener miedo al cuando, y permanecer, existir, sin embargo.
que es lo que me hace permanecer
jueves, 16 de junio de 2011
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